jueves, 21 de marzo de 2013

FUERA DE LA LÓGICA IMPERANTE

Bífida locura.
Dos caras.
Dos espectros.
Cordón umbilical
              - perdido -.
Vaso fruncido
             - hilvanado -
Perfil de aire caprichoso.
Gritos sin dientes.
Doliente diccionario.
Locura. Navidad sin rostro.
Deleite urbana.
Casi humano
             - y en un traspiés -
una remota idea
de ausencia.

miércoles, 20 de marzo de 2013


MI  ÚLTIMA  ESPERANZA



Como una crisálida de viento enamorado;
con esa sorpresa que abriga tanto pecho rosado en su nacencia,
por esa fugacidad que da pábulo a las cosas hermosas de la vida;
por tanta lucidez de Dios y tanto asombro,
por tanta inquietud y desespero de que, finalmente,
todo será víctima de un sueño pasajero…
Por tanto color de boda infinita en mi infinito desamparo,
tú eres, almendro, mi última esperanza.

Una ductilidad ansiosa, orquestada en la defensa de mi vida,
un cúmulo de estrellas deshauciadas, habitantes inmaculados
en brazos de miel y rotundidad bíblica.
Fenicia cuna y Persa golondrina en La Fregeneda abrigada,
llegada en pos de eternas aguas hospitalarias
que amanta el Duero y acuna el Águeda.

Eres, almendro, mi última oquedad de fresas donde eludir
el  ansia incontrolable de la pena, un refugio visual,
una mampara de brezos de luz, un arabesco de colinas
que ilumina el sinuoso perfil  de una primavera breve,
arquitectura oronda de soltería poética, quieta y nevada.

Y  eres, almendro, mi universo edénico de víboras y lobos,
una cigüeña oscura que encampana su vientre
a algún guerrero de confines infinitos y abisales.

Serás, almendro –aunque no lo quieras- espejo de mi generación:
vas a incinerar el soplo que anidan los vientos malos,
a segar la casta que inocula veneno a la nobleza,
a sentenciar los avatares que enarbolan las espadas,
a blandir el verbo, a trasegar la palabra,
a regalar la pequeña luz de tus bracitos firmes.
Vas  a   descuajar la mala hierba. Le darás tu latido.

Te vengo a ver cada año, cuando abril remoza sangres,
porque tú eres - ¡y no te olvides!- el cuenco de mi vino,
la fórmula que tengo para enredar mi alma a tu lamento..
¡Necesito tus alas!.¡Necesito tu fe!.
Eres mi última esperanza.