martes, 25 de febrero de 2014

Estoy acostumbrado a las cosas sencillas.
De niño tenía un carro de madera.
Un coche de bomberos rojo, con sirena.
Una caja de pinturas como estrellas de colores.
Una peonza y dos cuentos; una comba.
Siete vaqueros y tres indios con sus caballos.
Un vaquero enarbolaba un lazo.
Mi imaginación ondeaba aquel lazo....
Y los vaqueros, las cartucheras, las pistolas.
Tenía la cara redondita y un abrigo precioso.
A mi padre le encantaba hacerme fotos con ese abrigo.
Las tengo en un cajón. Album familiar.
Dicen que el tiempo vuela pero yo no le veo las alas
ni parece que tenga la capita de Superman.
Es una ecuación imposible de resolver el tiempo.
Escribo preguntándome y tratando de explicar su lógica
pero es un lenguaje indescifrable.
No tiene sujeto, ni predicado, ni verbo.
Carece de luz que oriente en la lejanía al hombre.
Estoy acostumbrado a las cosas sencillas.

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