martes, 1 de diciembre de 2015

Vengo de cerciorarme de que el campo
sigue malditamente solo y consolador.
De robar a diciembre un poco de frío vengo..
De bosquejar la muerte,
de alfombrar con una lengua de miel mi camino también.
Tan temprano que no hay pájaros en el universo,
tan secarral este calostro que apenas la niebla remonta.
Pura fantasía.
Y ahora ya despiertan los coches en un día sin viento:
deshuesado, vaporoso y sublime:
como la esperanza de los cerdos por San Andrés.
Esta tierra es así,
con la impronta de Machado en los corbejones de la memoria
y con la pesadumbre ensoberbecida de aquel Unamuno trágico.
Esta tierra es así,
con la melancolía de los chotos lamiendo la cátedra de Fray Luis,
con un río dormido que espera el beso
y la recién manicura del rocío dibujando la enagua allá...
en la encina.

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