domingo, 30 de noviembre de 2014

ALGO INCONSISTENTE

Poco a poco voy teniendo menos apego
a las cosas que veo, a los túneles que, por inercia, me obsesionan.
Me voy dando cuenta de la sutil mentira de las horas
y que el tiempo las utiliza para hacerme saltar de la cama.
Y además me protege la idea (como una crema de manos)
de que nunca va ser un problema dermatológico: el frío me resbala.

Y por ese ámbito va supurando mi herida vital;
con este viento de otoño ciñéndome la cara
como un beso de pasión al fondo de otros labios. 
Por ese ámbito espero a diario el sosiego
y un poco de suavidad en la rutina de mis pasos
al andar...al descender, a volar bajo contra la ansiedad.

Por la eminente fortuna que me regala el alba cada día,
por las díscolas esencias de alguna niñez revenida,
por el miedo y por las pepitas de oro que encuentro en los amigos,
por la exquisita forma en que me arropan cada noche mis fantasmas
y por las esquinas que doblo a diario sin que sangren.

Por eso me mantengo malamente inhiesto,
aunque se de sobra que estoy hecho 
con la ondita de la pedrada en el agua.
Algo inconsistente.

sábado, 29 de noviembre de 2014

DE NOCHE, CON LLUVIA EN LA ESPALDA

Antes creía en la liturgia de la amabilidad y del deseo,
pensaba en el alma del agua cuando llovía.
Antes eran flores silvestres mis preguntas
y cuando comenzaba la primavera las respuestas
iban naciendo como puntos de amapolas en mi mente.
Pero eso era antes.
Ahora disparo el paraguas cuando la lluvia se cae de las nubes
y no pregunto por su alma: me resguardo de la nostalgia que provoca.
Aún así me sigue pareciendo un misterio inescrutable
que el empedrado no sienta tanta pena
de su estallada lágrima multiplicada.