MUCHAS AMAPOLAS BREVES
Y de repente la tierra, en pocos días,
se va abriendo silenciosa y dúctil
en vastas humaredas de sangre fértil
que provoca una inesperada sonrisa
donde millones de labios adornan
cada amanecer la llanura mansa de Castilla.
Labios que podan lo malo de los vientos
últimos de la primavera.
Labios que ansían sueños húmedos de pasión.
Pero es todo tan breve
que cuando me despierto
parece que pudo haber sido.
viernes, 14 de junio de 2013
miércoles, 29 de mayo de 2013
VERSOS EN LA BOCA EN EL SAVOR
El día 28 de mayo, a las 23h en el Savor ofrecí un recital poético con versos de mi último libro "La suavidad del erizo", titulado "Versos en la boca". Me acompañaron los músicos Aída Vercher (flauta travesera), Juanfran Aráne
ga (acordeón) y Santi Hernández (guitarra clásica).
jueves, 21 de marzo de 2013
FUERA DE LA LÓGICA IMPERANTE
Bífida locura.
Dos caras.
Dos espectros.
Cordón umbilical
- perdido -.
Vaso fruncido
- hilvanado -
Perfil de aire caprichoso.
Gritos sin dientes.
Doliente diccionario.
Locura. Navidad sin rostro.
Deleite urbana.
Casi humano
- y en un traspiés -
una remota idea
de ausencia.
Bífida locura.
Dos caras.
Dos espectros.
Cordón umbilical
- perdido -.
Vaso fruncido
- hilvanado -
Perfil de aire caprichoso.
Gritos sin dientes.
Doliente diccionario.
Locura. Navidad sin rostro.
Deleite urbana.
Casi humano
- y en un traspiés -
una remota idea
de ausencia.
miércoles, 20 de marzo de 2013
MI ÚLTIMA
ESPERANZA
Como una
crisálida de viento enamorado;
con esa
sorpresa que abriga tanto pecho rosado en su nacencia,
por esa
fugacidad que da pábulo a las cosas hermosas de la vida;
por tanta
lucidez de Dios y tanto asombro,
por tanta
inquietud y desespero de que, finalmente,
todo será
víctima de un sueño pasajero…
Por tanto
color de boda infinita en mi infinito desamparo,
tú eres,
almendro, mi última esperanza.
Una
ductilidad ansiosa, orquestada en la defensa de mi vida,
un cúmulo de
estrellas deshauciadas, habitantes inmaculados
en brazos de
miel y rotundidad bíblica.
Fenicia cuna
y Persa golondrina en La Fregeneda abrigada,
llegada en
pos de eternas aguas hospitalarias
que amanta
el Duero y acuna el Águeda.
Eres,
almendro, mi última oquedad de fresas donde eludir
el ansia incontrolable de la pena, un refugio
visual,
una mampara
de brezos de luz, un arabesco de colinas
que ilumina
el sinuoso perfil de una primavera
breve,
arquitectura
oronda de soltería poética, quieta y nevada.
Y eres, almendro, mi universo edénico de
víboras y lobos,
una cigüeña
oscura que encampana su vientre
a algún
guerrero de confines infinitos y abisales.
Serás,
almendro –aunque no lo quieras- espejo de mi generación:
vas a
incinerar el soplo que anidan los vientos malos,
a segar la
casta que inocula veneno a la nobleza,
a sentenciar
los avatares que enarbolan las espadas,
a blandir el
verbo, a trasegar la palabra,
a regalar la
pequeña luz de tus bracitos firmes.
Vas a descuajar
la mala hierba. Le darás tu latido.
Te vengo a
ver cada año, cuando abril remoza sangres,
porque tú
eres - ¡y no te olvides!- el cuenco de mi vino,
la fórmula
que tengo para enredar mi alma a tu lamento..
¡Necesito
tus alas!.¡Necesito tu fe!.
Eres mi
última esperanza.
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