De repente
perdí la noche y la energía
y la pisada
del ojo se fue de la playa,
no supe lo
hondo del cráter que tenía
y alguien
clavó en mis venas una valla.
Dicen que me
fui en breve paseo,
que entre
pinos se hizo negra la lectura;
dicen que,
fluyendo, dio un rodeo
y la memoria
degolló su arquitectura.
¿Qué me
pasó? ¿Me abracé a las nubes?
¿Sufrí, quizá,
una brisa de tormenta?
¿O, sin más,
se echó la siesta la consciencia?
Suele
ocurrir que cuando ves que bajas, subes
y cuando
pasa el barbecho te das cuenta
que vivir,
vivir, vivir, es como pedir audiencia.
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